Aspectos básicos para vivir plenamente
La intolerancia y la falta de respeto en el matrimonio o el noviazgo, generan rupturas dolorosas, malos entendidos y soledad de la noche a la mañana.
La comunicación entre personas es inevitable. Las necesidades, disgustos y sentimientos se ven reflejadas en la actitud que mostramos ante cualquier circunstancia.
Hablar, actuar y exigir a lo que tenemos derecho y tratando de adaptar nuestras obligaciones laborales y personales a nuestra conveniencia. Sin embargo el proceso de comunicación no es individual, siempre existe alguien que recibe todo lo que exponemos ante el mundo. Podemos tener todo lo que deseemos, casas, coches, dinero, ropa y un sin fín de artículos que creemos indispensables para el desarrollo social y emocional durante nuestra vida, sin embargo, estos objetos carecen de un valor si en la convivencia diaria limitamos a los demás a disfrutarlos de igual manera que nosotros. Esta situación es muy común dentro de las relaciones sentimentales, específicamente en la pareja.
Los antecedentes que se tienen en la conducta sentimental es un claro ejemplo de la desinformación y rechazo mutuo que existe entre la pareja. Machismo, celos excesivos, limitaciones, humillación y hasta violencia que denigra la integridad y esencia de cada persona.
La relación de pareja se basaba en el sometimiento de uno del otro. La lucha de poderes era una de las deficiencias que se tenían para poder expresar lo que sentimos y lo que necesitábamos, pero como no se sabía, el otro lo sometía a su voluntad.
Actualmente las parejas están a la búsqueda de soluciones, buscando maneras y formas para relacionarse adecuadamente antes y durante la relación. La base para lograr la sana convivencia se centra en “la negociación”.
“Negociar es darle a la otra persona algo tan valioso como lo que estás esperando que te den, sin someter uno al otro, y así evitar la lucha de poderes. Psicológicamente es cómo se logra el entendimiento y la comunicación con tu pareja”.
Las parejas deben hacer un listado de los límites personales que se pueden soportar de la otra persona. En base a las siguientes preguntas “¿Qué me gusta? ¿Qué quiero? ¿Qué soy capaz de negociar?” y las más importante “¿Qué no voy a soportar?”.
El deterioro de la comunicación radica en la educación formativa y moral que cada persona trae consigo misma.
“Nuestros papás acostumbraban a rebasar sus límites, así fue como crecimos culturalmente. La relación de pareja era discutir para someter la voluntad al otro. Pero eso creaba resentimiento en el otro e iniciaba la lucha de poderes, la persona que era sometida tenía que vengarse”.
Ya sean traumas o no, la mayoría de los disgustos que se generan durante una relación se deben a la omisión y flojera de ponerse a platicar. La susceptibilidad que desencadena una acción o actitud de él o ella se deja crecer a tal manera que el momento menos esperado explota con gritos, llantos y hasta golpes.
“Callarse y acumular la molestia es terrible. Pensamos que si (ella o él) lo hubiera dicho desde antes a lo mejor lo hubiera negociado. Lo conveniente sería explicar: a mí me pasa esto ¿qué podemos hacer? ¿Qué necesitas tú de mí para que puedas dejar de hacer eso?”.
Algunas de las recomendaciones de la experta
El “yo pensé”
Los supuestos es lo que mata la relación, al pensar por el otro no dejamos apertura a cuatro aspectos básicos para la fluidez de la relación.
Conocer al otro
Al iniciar una relación debe de establecerse un objetivo a corto o largo plazo, esto implica adentrar paulatinamente en la vida de la persona en cuestión. Definir y dar un valor a lo qué se busca con esa persona.
Diálogo
El diálogo constante hace que las personas intercambien ideas, sentimientos y opiniones. Se profundiza en las expectativas y metas personas y laborales que hay en la vida de cada persona.
Saber escuchar
Escuchar no sólo es cuestión de oír lo que la otra persona quiere comunicar, sino que esto va más allá de prestar atención y mostrar interés por lo que se dice.
Respeto
Los insultos, las humillaciones, descalificaciones y las actitudes groseras son el origen de una comunicación ineficaz e irrespetuosa. Evita dejarte llevar por el enfado, el estrés y la ira, no controlar las emociones y enfrentarlas de una manera negativa dificultará el entendimiento de la relación.
“Traemos una mala herencia de cómo discutir. Yo te comunico algo para no someterte y obligarte a dejar de hacer algo”.
“Traemos nuestra propia historia y es en base a esto nos volvemos susceptibles a las cosas”.
0 comentarios:
Publicar un comentario